Han pasado pocas horas desde el temblor de magnitud 6.9 que sorprendió a buena parte del país este martes 21 de agosto. Muchos rumores corrieron sobre un posible tsunami, pero nada se confirmó. Sin embargo, surgió la pregunta: ¿También los tsunamis son una amenaza para Venezuela? Efectivamente lo son, y las zonas costeras son vulnerables. El país tiene una amenaza cerquita: el volcán submarino Kick'em Jenny, uno de los más activos del Caribe, ubicado 8 kilómetros al norte de la isla de Granada y que puede significar un problema por su vinculación con los maremotos.

Hasta ahora, el alerta de tsunami para Venezuela lo emitía el Centro de Alerta de Tsunamis del Pacífico. Pero a partir de septiembre (es decir, en un par de semanas) esta tarea la asumirá la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis).

En la primera semana de septiembre Funvisis reinaugurará el centro de análisis del servicio sismológico y asume el alerta de tsunami para Venezuela, confirmó a Contrapunto el presidente de Funvisis, Roberto Betancourt. “Actualmente las alertas de tsunami, por contradictorio que parezca, las hace la oficina de alerta temprana del Pacífico, que le brinda servicio a todo el Caribe”, explicó Betancourt.

Pero a partir de septiembre esto “lo va a asumir Funvisis” –con apoyo del Inameh y de la Armada– por una iniciativa del Ministerio de Ecosocialismo de instalar estaciones mareográficas que miden el nivel de las aguas del Caribe. "Con esta actividad se podrá tener la información de primera mano", así como también "intercambiar información con el Pacífico", destacó.

También en septiembre –como lo confirmó Betancourt– Funvisis reinaugurará el centro de análisis del servicio sismológico.

Venezuela ha participado en varios ejercicios de alerta de tsunami, con base en hipótesis de eventos sísmicos de intensidad variable. El más reciente se realizó el 15 de marzo e involucró a 14 estados del país: el Caribe Wave permitió evaluar tiempos de respuesta y velocidad de evacuación, entre otros detalles.

El tiempo de respuesta fue de dos horas, con un escenario de olas de dos o tres metros que avanzan entre 600 y 800 kilómetros por hora. Lo importante, como lo remarcó Betancourt, es salvar vidas.

Texto fotografía: Contrapunto