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El sismo tuvo una magnitud de 5,8

Angustiosa situación vivida el 30 de junio de 1959 por diversos temblores que afectaron el pueblo de aricagua, estado Mérida

El domingo 28 de junio de 1959, a las 11 am aproximadamente, comienzaron a sentirse una serie de movimientos sísmicos en el pueblo de Aricagua. Los primeros temblores ocasionaron la caída de terrones del techo de la Iglesia. El temblor más fuerte se produjo el día 30 en la tarde y en ese momento no hubo daños, lo que hizo daño en el pueblo fue la sucesión continua de temblores.

El Sr. Hazael Garrido, agricultor, afirmó que los temblores se repetían día y noche y a cada momento, los movimientos eran más fuertes en esa población que en los alrededores.

La primera noticia de los efectos producidos por los movimientos sísmicos en la región, fue ofrecida vía radio por el Prefecto de Mucutuy, Sr. Pedro Sosa, quien informó que los movimientos sísmicos provocaron el deslizamiento de todo un cerro que sepultó a un arriero con sus animales, obstruyó el camino y dejó incomunicado al pueblo de Aricagua, donde varias casas sufrieron daños de consideración.

Según se informó, la escuela y la iglesia también sufrieron daños. Los temblores continuaron hasta el mes de septiembre. En algunos catálogos, se le asigna al sismo del 30 de junio una magnitud de 5,8 calculada a partir de la intensidad.

Es de destacar que el tipo de construcción que prevalecía en esta región para esa fecha era en general endeble. En los campos principalmente era del tipo de barro y paja con estructura de caña y madera, a veces con horcones y maderos, es decir, en general construcciones de baja calidad, sin ningún tipo de medidas sismorresistentes clasificadas.

Una carta enviada a la emisora Radio Universidad de Mérida por el Sr. Simón Osorio, vecino de Aricagua, dice lo siguiente: “Casas de la población y de los campos sufrieron muchas de ellas notables desperfectos, de modo que bastantes quedaron inhabitables; el frente de la Iglesia se cayó, las paredes del cementerio se fueron al suelo; las casas donde funcionaban las escuelas, el dispensario y algunas oficinas públicas quedaron inservibles”.

Otro vecino del sector, el Sr. José Dugarte, señaló que en Aricagua la iglesia sufrió daños y que algunos corredores de las casas que estaban hacia el río se cayeron por deslizamiento.

Hubo un muerto como consecuencia de los deslizamientos ocurridos debido al temblor que afectó la región y destrucción total de alrededor de 100 casas. Quedaron incomunicados en sentido Mucutuy, Mucuchachí y Libertad, donde fue menos intenso. Realmente la situación de los cuatro mil vecinos del municipio Aricagua fue angustiosa, a causa de la destrucción de numerosas viviendas y dejaron inhabitables otras. También colapsaron las vías de comunicación y originaron la interrupción del tránsito, al bloquearse los caminos con las toneladas de tierra y piedras desprendidas de los cerros que lo rodean.

Los habitantes abandonaron sus hogares y se fueron a vivir en improvisadas carpas o toldos, en la plaza y otros lugares que aparentemente ofrecían mayor seguridad. Las dos escuelas de la población quedaron totalmente destruidas y las maestras, en un esfuerzo por no interrumpir las clases, dictaron las mismas en pequeñas carpas improvisadas.

Dos comisiones fueron enviadas por el Ejecutivo del Estado hacia la población de Aricagua. El gobernador expresó que las comisiones enviadas llevaban el encargo de levantar un informe con los damnificados, para entonces ver en ese momento cuál sería la ayuda que les darían.

Según declaraciones del Párraco de Aricagua para ese año de 1959, Pedro Antonio Moreno, informando de los sucesos afirmó: “ El primer sismo fue fuerte, yo estaba en una misa de domingo y estaba predicando en el púlpito cuando sentimos el primer remezón, y traquearon las vigas y todo eso, y enseguida vino otro temblor y las personas salieron, después salí yo”.

Asimismo el párroco Pedro informó: “ Una semana tardó la primera ayuda, la escuela fue la construcción que más sufrió, las casas las reparaban con barra y caña brava, las personas eran muy confiadas y se arreglaba lo que se podía. Después en El Morro pregunté y no se sentían los temblores”.

De igual manera, aseguraron que las casas cuyo sistema constructivo no era el mejor, ya que unas eran de tierras con harcones, vigas de madera y techos de teja o zinc, y otras de tierra y paja mezcladas; habían sufrido los embates del sismo de 1956 (M 5,0), cuyo epicentro también estuvo ubicado muy cerca de Aricagua. En esa oportunidad no se les hizo un verdadero arreglo a las viviendas, simplemente se cubrieron las grietas con una mezcla de barro y bosta. De tal manera, que los nuevos sismos agravaron los daños que ya estaban presentes en las edificaciones.

Por otra parte, también se hizo referencia a la presencia de grietas largas en el suelo, tanto en la población como en el cementerio, así como al ensanchamiento de dichas grietas con cada sismo. Se informó además, de ruidos cosísmicos, parecidos a un trueno sordo o un estallido, los cuales vinieron acompañados de la emanación de un polvillo blanco en algunas de las grietas.

Estas últimas referencias, conducen a que lo que realmente causó daños en Aricagua, fue un deslizamiento de terreno ya que tanto el cementerio como la mencionada población se encuentran en una zona donde se observaron cuatro terrazas escalonadas. El cementerio ocupa la terraza superior y en el tercer nivel inferior de la terraza se encuentra el pueblo. Estas terrazas presentaron grietas paralelas al respectivo talud. Otro aspecto, es la rapidez con la cual disminuyeron los daños al alejarse del epicentro. En Mucutuy y El Morro, poblaciones ubicadas aproximadamente a 18 y 26 km respectivamente de Aricagua no se produjeron daños. En Mérida, a 40 km de Aricagua el temblor fue muy breve.

VS/mf

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