Las consecuencias de este sismo fueron catastróficas |
267 años del Terremoto de Lisboa |
Caracas, 01 de noviembre de 2022 |
![]() Hoy se cumplen 267 años de aquél día cuando la unión de tres elementos naturales -tierra, agua y fuego- originó la que hasta el momento es considerada la primera catástrofe global conocida y que no solo causó la destrucción de la capital de Portugal, sino que sus efectos se hicieron sentir en casi toda Europa y la costa atlántica de Marruecos. Investigaciones recientes localizan este evento en algún lugar desconocido del océano Atlántico a menos de 300 km de Lisboa -justo en la falla Azores-Gibraltar que cruza la región sísmica donde chocan las placas tectónicas africana y euroasiática- y lo registran con una magnitud estimada de 8,2 y expresan que ocurrió aproximadamente a las 9:30 de la mañana, siendo recordado por los expertos a causa de sus casi 12 minutos de duración y por los estragos que causó en la ciudad. En el antiguo reino de Portugal, el terremoto sacudió a Lisboa y a las villas cercanas de Ericeira, Peniche, Mafra, Sintra, Alenquer, así como Santarém y Setúbal, siendo esta última ciudad el punto donde mueren miles de personas y caen la mayor parte de las murallas, templos y edificios. Sin embargo, uno de los territorios portugueses más afectados es la provincia del Algarve donde Vila do Bispo, Portimão, Lagos, Silves, Loulé y, especialmente Faro, quedan bajo los escombros. En España, las zonas más afectadas por el terremoto son las próximas al golfo de Cádiz y al estrecho de Gibraltar, mientras que en Marruecos un sinnúmero de casas, mezquitas y sinagogas se derrumbaron en las ciudades de Mequínez y las de Fez, Arcila, Mámora, Salé, Marrakesh, Larache y los puertos de Safí y de la entonces Santa Cruz. La noticia que arribó a los puertos ingleses durante los primeros días del mes de noviembre describía un escenario dantesco en el litoral portugués que trajo consigo la más honda desgracia a la floreciente capital portuguesa interrumpiendo abruptamente las ambiciones coloniales del país durante el siglo XVIII y no dejando lugar a las dudas y rumores acerca de la magnitud de esta tragedia que no terminó con las sacudidas propias del evento sísmico, sino que incluyen el terror vivido en las costas producto del tsunami donde el mar se retiró y dio paso a una primera ola que azota Lisboa aproximadamente a las 11:00 am y que afecta a los aturdidos sobrevivientes que se concentraban en las playas huyendo sin conocer aún el terrible suceso que se les avecinaba. De acuerdo a la investigación compartida por el doctor en Historia Josep Palau i Orta en su trabajo: “El Terremoto Atlántico de 1755 y sus representaciones” los dos primeros temblores derribaron numerosos edificios de Lisboa consiguiendo alarmar a la población quien no advirtió los continuos movimientos en el mar que devoraban gran parte del litoral cuando aún se percibían las réplicas del evento telúrico principal. La destrucción de innumerables infraestructuras a causa del movimiento de la tierra, la devastación latente a causa de las enormes olas de agua y el desastre que se propagó a causa de los incendios que abarcaron toda la ciudad, arroparon a la capital portuguesa bajo un manto de muerte y desolación. Un antes y un después en la sismología moderna A pesar de que este evento no fue la única catástrofe de carácter natural acontecida en el siglo XVIII, éste es el primer terremoto cuyos efectos sobre un área grande fueron estudiados científicamente, marcando con su ocurrencia las bases para el estudio de la sismología y la planificación urbana moderna; sirviendo también de inspiración para que filósofos y eruditos europeos realizarán importantes debates en el área de la teodicea, rama de la filosofía dedicada a la demostración racional de la existencia de Dios mediante razonamientos, así como la descripción análoga de su naturaleza y atributos. Durante el terremoto, colapsaron 30 de las 40 iglesias que se encontraban abarrotadas de fieles que alzaban sus plegarias al cielo por el ser el Día de Todos los Santos; los sobrevivientes que huían hacia el puerto fueron ahogados por las olas del tsunami que siguió aunado a un voraz incendio que dejó un saldo entre 60 y 100 mil muertes (números estimados, puesto que al ser un evento histórico las fuentes no son claras al respecto). Lisboa, que fue sacudida durante los siguientes 9 meses a la ocurrencia del evento por más de 500 réplicas, aún recuerda muy bien aquél fatídico día de 1755, y que -por otra lado- trajo consigo el desarrollo y reconocimiento de la sismología como disciplina científica. Las consecuencias de este sismo fueron catastróficas, y desde la Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis) se recuerda y conmemora el duocentésimo sexagésimo quinto primer aniversario de este evento en la historia de Portugal, invitando a toda la población a tener presente la vital importancia de la planificación como la clave para hacer frente a estos eventos destructores que ocurren súbitamente. Todos y cada uno de los venezolanos son parte de una ecuación de disminución del riesgo sísmico que empieza en los hogares, industrias, oficinas, espacios de estudio y ocio, para reducir la exposición poblacional y la vulnerabilidad de las construcciones en todo el país, bajo la premisa científicamente comprobada de Venezuela como país sísmico. La planificación es nuestra mejor herramienta para hacerle frente a los terremotos; la prevención es la clave. Durante el sismo, mantén la calma, busca la protección personal y la de los tuyos siguiendo las mejores prácticas. Después de un temblor, toma precauciones. La fundación continúa difundiendo toda su programación a través de sus redes sociales, Twitter e Instagram @Funvisis, y su página web www.funvisis.gob.ve, contenidos informativos que contribuyen a la alfabetización del pueblo venezolano de la realidad sismológica nacional. |
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